IA en el cine: la ambición de recrear una obra maestra perdida

IA en el cine: la ambición de recrear una obra maestra perdida

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En el vertiginoso cruce entre la tecnología y el séptimo arte, ha surgido una propuesta tan ambiciosa como desconcertante. Fable, una startup respaldada por el Alexa Fund de Amazon y que se autodenomina el “Netflix de la IA”, ha anunciado su intención de reconstruir los 43 minutos perdidos de The Magnificent Ambersons (1942), la legendaria y mutilada segunda película de Orson Welles.

Desde nuestra posición, hemos analizado esta iniciativa y encontramos que, más allá del alarde tecnológico, plantea interrogantes fundamentales sobre la autoría, el legado y la esencia misma de la creación artística.

La compañía ha desarrollado una plataforma que permite a los usuarios generar animaciones a partir de instrucciones de texto. Una herramienta que ya ha sido utilizada para crear episodios no autorizados de South Park. Ahora, con el lanzamiento de un nuevo modelo de IA en el cine capaz de generar narrativas complejas, Fable pretende dar un paso más allá.
El cineasta Brian Rose, quien ha dedicado cinco años a la reconstrucción digital de la visión original de Welles, planea utilizar esta tecnología durante los próximos dos años para materializar el metraje perdido. Sin embargo, el proyecto nace con una omisión crítica: Fable no ha obtenido los derechos del filme, convirtiendo esta monumental tarea en una demostración técnica que, probablemente, nunca verá la luz pública.

¿Restauración artística o ejercicio tecnológico de la IA en el cine?

La elección de The Magnificent Ambersons no es casual. A diferencia de su aclamada predecesora, Citizen Kane, esta película es recordada no solo por su brillantez, sino por ser una obra maestra perdida.

El estudio RKO Pictures arrebató el control a Welles, recortó drásticamente su duración y le añadió un final feliz que traicionaba por completo el tono original. Es precisamente esta aura de tragedia, de “lo que pudo haber sido”, lo que parece haber atraído a Fable y a Rose.

No obstante, debemos subrayar que el valor y la fascinación que rodean a esta película emanan directamente de la figura de Orson Welles: de su genio cinematográfico visible incluso en la versión mermada y del impacto que esta intervención tuvo en su carrera en Hollywood. Por ello, resulta aún más sorprendente que Fable no contactara con los herederos del director.

David Reeder, representante del patrimonio de Welles, calificó el proyecto en Variety como un “intento de generar publicidad a costa del genio creativo de Welles”. Describiéndolo como un “ejercicio puramente mecánico sin el pensamiento innovador y único de una fuerza creativa como Welles”.

Curiosamente, la crítica del patrimonio se centra más en la falta de cortesía que en una oposición frontal a la tecnología. Ya que ellos mismos han desarrollado un modelo de voz de IA con la voz de Welles para fines comerciales.

El legado de Welles y los límites de la IA en el cine

A diferencia de otros intentos póstumos por restaurar o finalizar películas de Welles, que al menos partían de metraje filmado por él mismo, la propuesta de Fable se adentra en un territorio completamente nuevo. Su enfoque híbrido combinará la inteligencia artificial con la filmación tradicional. Regrabando escenas con actores contemporáneos cuyos rostros serían reemplazados por recreaciones digitales del elenco original. Es un plan que, a nuestro juicio, confunde la reconstrucción con la replicación.

Comprendemos la pasión de Rose, quien lamenta la pérdida de planos secuencia magistrales. Como una toma ininterrumpida de cuatro minutos de la que solo sobreviven 50 segundos. Compartimos su sentimiento de pérdida, pero sostenemos que es una tragedia que la inteligencia artificial no puede reparar.

Por más convincente que sea el resultado, la secuencia que generen será una interpretación de Fable y Rose, no la de Welles. Estará poblada por simulacros digitales, réplicas Frankenstein de Joseph Cotten y Agnes Moorehead, pero no por los actores mismos en su momento de gracia.

El alma de la creación: un eco que la IA no puede replicar

El producto final de este experimento no será la versión de The Magnificent Ambersons que RKO destruyó hace más de ocho décadas. Salvo un milagroso descubrimiento del metraje original, esa película se ha perdido para siempre en los anales de la historia del cine. Lo que Fable nos ofrece no es una resurrección, sino una elaborada obra de fan fiction tecnológico.

Será, sin duda, un testimonio impresionante del poder de su algoritmo, pero nunca podrá capturar el alma, el contexto y el genio irrepetible de su autor original. La creatividad humana es un eco de la experiencia, la intención y el momento; un eco que, por ahora, el código no puede replicar.

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